Uno de los nombres que preconizó (förespråkade, talade för) una estética posmoderna fue Jean Baudrillard, a quien nunca le abandono la sospecha de ser un provocador. Una de sus tesis más conocidas es que en el mundo posmoderno no hay realidad, sino simulacro de la realidad, una suerte de realidad virtual creada por los medios de comunicación. En sus análisis la sociedad de consumo aparece como una manifestación pletórica de signos, como un sistema cuya incoherencia nace de la frustración que engendra el propio sistema.