El llamado modelo de interés social, fue reemplazado por el del accionista en el centro: lo importante ya no era preservar el bien del cliente, el trabajador o la sociedad, sino crear valor (revalorizar) la empresa para el accionista.
Los créditos bancarios siguen siendo de vital importancia en la financiación externa de pequeñas y medianas empresas, y de las grandes empresas bursátiles suecas.