Otro ejemplo del poder de la presentación fue el que tuvo que vivir el chocolate Cadbury. Sus consumidores rechazaron el producto porque no sabía igual: lo único que había hecho la marca había sido alterar el envase y la forma del producto. En lugar de onzas cuadradas, el chocolate se vendía en onzas redondeadas. La fórmula, la fabricación y el producto seguían siendo el mismo, pero los efectos de la nueva presentación fueron notables. 5