Desde la perspectiva de Tuckman, la introducción de la TQM aparece como el reverso del estilo del gerente agresivo (macho management) de finales de los años setenta y principios de los ochenta, en el que los altos niveles de desempleo facilitaron el regreso a las prerrogativas
de la gerencia, a expensas de los trabajadores organizados y
de algunos de sus intentos para alcanzar un consenso.