En una organización orientada hacia el producto, el público se inclinará por aquellos proyectos de más calidad. Un ejemplo son los auditorios y la música clásica, que en muchos casos cuenta con un público habitual del cual se conocen sus expectativas y necesidades de antemano.
Una organización orientada a las ventas, el esfuerzo está en el marketing y la publicidad, con el fin de reforzar la asistencia de público, y a ser posible de forma masiva. En estos casos la fidelidad del público no es esencial ya que este suele ser cambiante y asiste al espacio solamente ante algo motivado por la importancia mediática del evento en sí.