La época de la la gran depresión de 1920, supone para la economía sueca un periodo de transformación en la banca, principalmente por la obligada necesidad de los bancos de entrar en el accionariado de empresas con problemas económicos, para salvaguardar sus intereses (la deuda de las empresas con los bancos). Esta peligrosa dependencia entre las empresas y los bancos, concluyó con una reforma del limite accionarial de los bancos en las empresas.